
Esta soy yo y este es mi rinconcito en el que me encantará inspirarte, acompañarte y que te ilusiones con cada uno de tus proyectos
Mi misión es que tejas con mimo y conciencia cada proyecto personal o profesional. Quiero que avances poquito a poco, a tu ritmo y siempre disfrutando del proceso de crear.
Estarás en el “Aquí y en el Ahora” te ayudaré a tener constancia, a organizar los mil proyectos empezados que tienes y te enseñaré de forma simple y con gratitud a entender el mundo, tu mundo y el de los que te rodean a través del crochet.
¿Crees en el crochet como terapia?¿Disfrutas estrenando, regalando o vendiendo algo tejido por ti? ¿Quieres conectar con una gran comunidad crochetera? ¿Tienes mil ideas y necesitas organizarlas porque te falta tiempo?

TEJE TU VIDA
Tejer es tu momento asi que deja las preocupaciones atrás, relájate, prepárate un café, un té o tu bebida favorita y enrédate entre ovillos. Este es tu sitio.
¡Bienvenida!
10 Cosas para conocerme mejor
- Mi nombre es Magdalena, Maialen en vasco, soy madrileña de nacimiento y vasca de adopción
- Tengo tres hijos adoptados, eso hace que mi vida sea muy emocionante. Mi hija pequeña tiene autismo y eso cambió mi forma de ver la vida
- Me interesa mucho la educación, creo que es lo único que hará cambiar el mundo por eso adoro aprender
- ¿Que hay mejor que una amiga? Una amiga con chocolate!! (y a veces con un KnitTonic)
- Pienso que la gratitud por todo lo que me rodea y todo lo que me sucede es lo único que me puede sanar y hacer feliz (los ovillos también)
- No soy muy deportista que digamos, ¿correr no era de cobardes? prefiero el yoga y la meditación.
- Me gusta vivir el aquí y el ahora. Creo que la vida es eso que pasa mientras estás en el pasado o pensando en el futuro (y lo mejor es que pase contando puntos)
- Me fascinan las nuevas tecnologías, aunque nunca cambiaría las montañas, el prado verde y las ovejitas que veo desde mi ventana
- Adoro a los animales sobre todo los gatos, por aquello de la independencia y el ronroneo
- Pasear por La Concha viendo el mar un martes por la mañana, no tiene precio